Foto :Facebook (Nikki Retelle) |
Nikki Rettelle solo es una de las caras visibles de un problema que desde hace algunos años afecta a miles de mujeres en todo el mundo. La llegada de Internet ha tenido unas enormes ventajas, pero también ha generado un alud de problemas, siendo uno de los principales la publicación de imágenes de otras personas sin su consentimiento.
En la Red, especialmente en sitios pornográficos, proliferan millones de instantáneas íntimas tomadas discretamente en playas o piscinas por ejemplo, pero también existe el llamado ‘porno de la venganza’, esto es un/una ex que como represalia por una ruptura decide subir fotos comprometidas de su ex a Internet . Una práctica que desgraciadamente por el momento está poco perseguida.
El simple hecho de subir una foto, que apenas lleva unos minutos, conlleva para la víctima años y años de sufrimiento, ya que una vez que está en la red se va reproduciendo en distintas páginas y eliminar su presencia es una misión casi imposible.
Bien lo sabe Nikki, cuyas fotos desnuda están en cientos de páginas web. Con el paso de los años ha aprendido a sobrellevarlo, pero lo cierto es que lo ha pasado muy mal. Cuenta que un día por casualidad descubrió que el hombre con el que estaba saliendo tenía cámaras repartidas por toda su casa. En el interior, tarjetas de memoria con innumerables fotos de ella tomadas a escondidas. Ahora llama a su acosador con sorna ‘Mr Wonderful (Mr Maravilloso), pero han sido años muy duros.
“Me gustaría permanecer despierta toda la noche. Sola en una pequeña cueva, buscando más y más fotos”, cuenta a CNN.
Otra víctima asegura que es una sensación parecida a “ser violada”, refiriéndose al sentimiento de estar expuesta ante millones de personas que están viendo sus momentos más íntimos.
El principal problema que se han encontrado es que la justicia en este tipo de asuntos está muy poco desarrollada. Estos crímenes son recientes y aún no hay una legislación efectiva que castigue estos delitos. Por ejemplo en Estados Unidos solo algunos estados están persiguiendo estas prácticas.
En Europa, Reino Unido ha sido uno de los primeros en dar el paso y los agresores podrán enfrentarse hasta dos años de cárcel. Pero poco más. Ahora el testimonio de Nikki suena fuerte y sirve de guía a otras personas que están en su misma situación y viven lo que a ella ya le tocó vivir.
“Le daría las gracias. Me quiero por primera vez en toda mi vida y es gracias al carácter que he construido por todo esto”, asegura.
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