Jacques admira muchísimo a los culturistas profesionales y desde niño le gustó estar en forma. Practicaba judo y karate y era un asiduo en su gimnasio. Por cosas de la vida, este hombre de 50 años terminó en la calle y actualmente se niega a vivir en un piso minúsculo, pero también se niega a dejar su forma física y por eso la cultiva a diario.
Jacques vive de la caridad de la gente y, obviamente, no se puede permitir un gimnasio así que se entrena en la calle usando el mobiliario urbano. Actualmente vive con sus dos perros en las calles de París y su cuerpazo no pasa en absoluto desapercibido.
En este mini documental de seis minutos, el homeless enseña su rutina diaria y relata como es su vida afirmando que, en el pasado, era adicto al crack y a la heroína. También admite que la vida en la calle es muy dura y que en más de una ocasión se ha despertado rodeado de cuerpos sin vida y carteras abiertas después de haber dormido en los vecindarios más peligrosos de la capital francesa.
Jacques está convencido que, tras sufrir varios robos o ser atracado a punta de machete, su salvación es mantener una mente sana y un cuerpo al mismo nivel. Relata que le encanta impresionar con sus músculos y ver como la gente se queda sorprendida al descubrir su verdadera edad. Para él, una conversación con un transeúnte desconocido vale su precio en oro y es que, aunque siempre tiene a sus fieles mascotas, la soledad a veces le mata.
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