"Investigaciones anteriores se centraron en la biología humana, pero no en la evolución de una determinada característica en diferentes especies", ha declarado Günter Wagner, coautor del estudio y profesor de ecología y biología evolutiva en la Universidad de Yale.
Ovulación inducida frente a ovulación espontánea
De esta forma, los investigadores han centrado su estudio en las hormonas que liberan las mujeres durante el acto sexual: prolactina y oxitocina. Tras examinar a varios tipos de mamíferos placentarios, como gatos o conejos, hallaron que las fuertes descargas de hormonas durante el clímax de las hembras eran necesarias para la ovulación. Según Wagner, hubo un tiempo en el que todas las hembras mamíferas necesitaban tener un orgasmo para ovular. Actualmente, los seres humanos y otros primates presentan una ovulación espontánea.
Asimismo, los científicos apuntan a que la desaparición de la ovulación ha llevado consigo cambios evolutivos como la reubicación del clítoris (en las especies que no tienen evolución espontánea el clítoris se encuentra dentro o cerca del canal vaginal).
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